Y vuelvo a empezar... |
Me consuela el poema de Eneko Urizar:
Buscar.
Hago
lo que quiero.
Sin
importarme si gustaré o no,
ya
no.
Me
ha costado mucho llegar hasta aquí.
Tanto,
que puede que sea mentira,
que
no sea más que una alucinación
producto
de una juventud
plagada
de sustancias.
Ya
no busco el aplauso.
Ni
uso esto para ver unas tetas bonitas
o
un culito desnudo inclinado, por detrás
para
abrirme paso en la visión
de
esa vagina rosada
que
aparece entre las piernas.
Por
detrás.
Aunque
bienvenidas sean.
Ya
no busco
tirar
la puerta de una editorial abajo,
ni
que me paguen,
ni
ganarme el respeto de unos cuantos,
o
un artículo en un periódico de barrio,
una
entrevista en la radio,
o
un monográfico en la tele.
O,
ya puestos, un documental,
con
un tráiler que empiece con una guitarra acústica,
un
arpegio,
o
un solo de piano. Como todo lo demás.
Ya
sólo busco esa emoción
que
sólo viene a veces.
De
diva a paria alucinado.
Lo
prefiero así.
Es
más real, y más divertido,
y
mucho más excitante.
Y
de eso se trata.