En un insulto a la tragedia de Eurípides, Las Bacantes, hemos llegado a la indignidad de plagiar a Penteo y trasvestirlo en Pilates. Penteo, es la semilla del culto monoteísta que después asoló al planeta. Pero el resto de la obra es imposible de plagiar. Penteo supo que Dionisio era divino, y negando su propio origen, pretendió juzgarlo. Su madre Ágave puso las cosas en orden. Las bacantes lo despedazaron y Ágave le arrancó la cabeza. Es una obra tan encantadora que los mejores artistas la han imaginado en piedra, cerámica, grabado y óleo.
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Penteo desgarrado por Ino y Ágave. Cerámica ática, Louvre. |
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Ino, Penteo y Ágave. Pompeya. |
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Autónoe, Ágave, Ino y los restos de Penteo. La apoteosis de la tortura del siglo XV. |
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La versión de Jacques Louis David. Fiel a la escuela romana, el instante previo. |
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Ágave, insaciable y paciente como una madre, espera la libación digna de Dionisio con la sangre de Penteo. |