Cajas de rapé, siglo XVIII.
Pero el impacto de la adicción al arsénico, con sus incontables muertes por sobredosis atribuidas a una misteriosa "consumación" fue tan notorio que Bram Stoker lo volvió la metáfora para sus vampiros, adictos a la droga más poderosa y adictiva de la existencia: sangre humana.
Por eso Drácula es el arquetipo del adicto. Y tampoco descubrió nada Stoker, en mi investigación comprobé que la adicción a la sangre es una mórbida obsesión que nos domina a todos. No me puedo quedar atrás con mis grabados de Drácula. El Conde y sus vampiros estarán a la altura de nuestras adicciones mortales.