Si voy a iniciar un texto con esta mierda mejor no escribo:
El gran Alejo Carpentier, en su extraordinaria obra llena de imágenes. Debe decir: Orinando en cuencos de plata, cuando Su Majestad escupe, el cortesano extiende la mano... Y para complacer a Su Excelencia, con tijeras de plata hagamos del ángel un contra tenor eunuco. No hay límites en el barroco de Carpentier, nadie en nuestro mediocre y asimilado presente lo puede tolerar. Queremos algo equivalente a nuestra baja estatura intelectual. Algo, que quepa en 140 caracteres y que un editor quiera publicar; pero no al delirante Carpentier, tiene "demasiadas letras, demasiadas imágenes, demasiadas bofetadas para el lector moderno."
El fondo son canciones de amor de Schubert de una partitura de 1895.