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Eko, Cibele y Marsias. |
Marsias el sátiro retó a Apolo. Juntaba, dice Diódoro de Sicilia, a un gran espíritu de sabiduría con una continencia a toda prueba. Inventó la flauta y reunió todos los sones dispersos de Frigia. Fue el primero que puso en música los himnos consagrados a los Dioses. Amante de Cibeles, la acompañó en todos sus viajes. En Nisa, encontraron a Apolo y Marsias tuvo la osadía de desafiarlo, Apolo aceptó con la condición de que el vencido quedara a merced del vencedor. Los nisios fueron llamados para árbitros. Apolo logró superar a Marsias con un enorme esfuerzo. Y humillado por esa exigua victoria ató a Marsias al tronco de un árbol y lo desolló vivo. Los romanos lo consideraban un augur, y símbolo de la libertad. Los abogados que ganaban un juicio coronaban la estatua de Marsias. ¿Y porqué lo desolló? No fue la crueldad. Fue el mejor tributo que Apolo le pudo dedicar a Marsias: Las mejores cuerdas de las liras, laúdes y los instrumentos de cuerdas, son de las entrañas animales. Animadas. Los animales sacrificados, siguen cantando a través de las cuerdas. Y ésa es mi interpretación. Dedico este dibujo a la tradición de representaciones de Marsias y humildemente le pido que adivine mi futuro.
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El suplicio de Marsias. Escultura romana. Louvre. |
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Luca Giordano, El suplicio de Marsias. |
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Achille de la Ragione, Marsias y Apolo. |
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José de Ribera, Apolo y Marsias.
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El Tiziano, el suplicio de Marsias.
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