El personaje más importante de Fausto es una ilusión dentro de mi, Mefistófeles, al que le vendería el alma para hacer reales todos mis auto engaños y fantasías. Pero hoy no existe siquiera el interés en comprar nuestra conciencia. ¿Para qué? Si la entregamos a la menor provocación, adictos al impulso de pertenecer a lo que esté de moda en este instante. Nos estorba la independencia y la autonomía. Hemos proscrito la soledad y la melancolía... Y mandamos a la mierda el único privilegio que tienen los artistas y los poetas, el pacto de sangre con la inmortalidad. Mientras Goethe, Fausto y Margarita nos observan.
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El Doctor Fausto ofreciendo el pacto de sangre a Margarita, que le chupa el dedo deseando tenerlo en otra parte. |
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¿El Doctor Fausto, mordiendo la tijera como una brida? |
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Mejor que el Doctor Fausto se trague la tijera... |
Publicado en
Laberinto, suplemento de
Milenio diario, gracias a la paciente complicidad de José Luis Martínez S.