

En el MET descubrí este grabado de Johann Nilson, un puro producto del siglo XVIII. La casualidad es el instrumento del destino, porque ahora está archivado en las inmensas bodegas del museo y es probable que no lo volvamos a ver en varias décadas. Siempre acostumbro cargar un moleskin para tomar apuntes de las obras, pero quería poseer este grabado y con una Olympus de 3 megapixeles el resultado es mediocre. La reproducción del MET está mejor, pero el tamaño no permite apreciar el detalle de la factura de Nilson. Voy a recrear este grabado con mis propias variaciones y hacer énfasis en lo que los personajes quieren hacer frente al espejo: Los regordetes ángeles réplicas del Marqués de Mirabeau flanquean el espejo veneciano, sosteniendo unas velas clavadas en sus monstruosos penes. La dama en la indiscreta intimidad de su bodoir, a punto de llevarse a los labios el abanico perfumado, acaricia con el pie los genitales del visitante que discretamente cubre la erección con su sombrero. Definitivamente voy a reinterpretar esta obra maestra del grabado.