Por Rafel Cardona.
Usted lo conoce de sobra. Es el artista cuyas ilustraciones aparecen en los artículos de plana completa en este diario desde hace un par de años o algo así. Es un dibujante original, valiente y siempre comprometido con la libertad de expresión. Por eso se mete en tantos problemas.
Ahora no se ha metido en ninguno, pero hace unos días puso varios dibujos en un café de la Condesa, agrupados bajo el sugerente título de “Después de la orgía”. El miércoles lo acompañé a la inauguración. Ayer recibí esta carta:
“Los dibujos que colgué en salón principal del ‘Café 22’ fueron descolgados. Los asiduos se escandalizaron de las imágenes explícitas de penes y coños que colgaban de las paredes. Hoy, que podemos ver cotidianamente asesinatos y decapitados por miles, que escuchamos cómo la impunidad es la forma de relacionarse con la ley, ver el cuerpo humano, y nuestra sexualidad es repudiado como un delito.
”Hasta que no seamos capaces de mirarnos, no seremos capaces de enfrentar nuestros problemas. Estoy consciente de que mi obra, más que nada, exhibe los prejuicios y las limitaciones de la sociedad, y corro ese riesgo cada vez que expongo. Mi trabajo seguirá adelante, la censura no es una fuerza capaz de detenerme. Ustedes son testigos de esta situación y por eso les agradezco su complicidad al asistir a la exposición.”
Ahora no se ha metido en ninguno, pero hace unos días puso varios dibujos en un café de la Condesa, agrupados bajo el sugerente título de “Después de la orgía”. El miércoles lo acompañé a la inauguración. Ayer recibí esta carta:
“Los dibujos que colgué en salón principal del ‘Café 22’ fueron descolgados. Los asiduos se escandalizaron de las imágenes explícitas de penes y coños que colgaban de las paredes. Hoy, que podemos ver cotidianamente asesinatos y decapitados por miles, que escuchamos cómo la impunidad es la forma de relacionarse con la ley, ver el cuerpo humano, y nuestra sexualidad es repudiado como un delito.
”Hasta que no seamos capaces de mirarnos, no seremos capaces de enfrentar nuestros problemas. Estoy consciente de que mi obra, más que nada, exhibe los prejuicios y las limitaciones de la sociedad, y corro ese riesgo cada vez que expongo. Mi trabajo seguirá adelante, la censura no es una fuerza capaz de detenerme. Ustedes son testigos de esta situación y por eso les agradezco su complicidad al asistir a la exposición.”